
Las precipitaciones extremas, ya sean sequías intensas o inundaciones repentinas, pueden ralentizar catastróficamente la economía mundial. Y esos impactos los sienten más las naciones ricas e industrializadas, encontraron los investigadores.
Un análisis global mostró que los episodios de intensa sequía provocaron los mayores impactos en la productividad económica. Pero los días con intensos diluvios también produjeron fuertes sacudidas al sistema económico. Sin embargo, lo más sorprendente fue que las economías agrícolas parecían ser relativamente resistentes a este tipo de impactos, dice Maximilian Kotz, economista ambiental del Instituto Potsdam para la Investigación del Impacto Climático en Alemania. En cambio, otros dos sectores comerciales, manufactura y servicios, fueron los más afectados.
Como resultado, las naciones más afectadas por las precipitaciones extremas no fueron las que tendían a ser más pobres, con sociedades dependientes de la agricultura, sino las naciones más ricas, cuyas economías están más ligadas a la manufactura y los servicios, como la banca, la atención médica y entretenimiento.
Está bien establecido que el aumento de las temperaturas puede pasar factura a la productividad económica, por ejemplo, al contribuir a los días perdidos en el trabajo o las visitas al médico. El calor extremo también tiene un impacto claro en el comportamiento humano. Pero el efecto que los cambios en las precipitaciones causados por el cambio climático podrían tener en la economía mundial no ha sido tan sencillo.
Eso se debe en parte a que estudios previos que analizaron una posible conexión entre las precipitaciones y la productividad se han centrado en los cambios en las precipitaciones anuales, un período de tiempo que «es demasiado aproximado para describir realmente lo que realmente está sucediendo en la economía», dice Kotz. Dichos estudios mostraron que más lluvia en un año determinado era básicamente beneficiosa, lo que tiene sentido porque tener más agua disponible es bueno para la agricultura y otras actividades humanas, agrega. “Pero estos hallazgos se centraron principalmente en las economías dependientes de la agricultura y las economías más pobres”.
La disparidad sobre qué regiones son las más afectadas es «contradictoria con la sabiduría convencional», y con algunos estudios previos, de que la agricultura es vulnerable a las lluvias extremas. Es posible que los investigadores deban incorporar otros factores en futuras evaluaciones, como las etapas de crecimiento de los cultivos, el drenaje de la tierra o el riego, para comprender realmente cómo estos extremos afectan la agricultura.