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Investigación en Galicia

Personas homosexuales en la sociedad gallega

No se puede decir que la actual Galicia sea una sociedad en extremo tolerante con la diversidad de sexo y género; ni siquiera podemos decir que esté en la media española. No es un secreto que multitud de personas homosexuales gallegas han emigrado hacia otras comunidades huyendo de la discriminación, el bulliying y las frecuentes habladurías que no solo los afectaban a ellos directamente, sino también a sus familias y entorno más cercano. Por culpa de esa intolerancia que se nota en el ambiente, no hay muchas mujeres que den un paso al frente y digan por ejemplo: «Salí del armario siendo bollera«; ni tampoco muchos hombres que se lancen a confesar que cuando salieron de ese armario, ya sabían muy bien que eran maricones perdidos.

La verdad es que cuando las personas se deciden a proclamar su homosexualidad, los sustantivos coloquiales les gustan mucho más que los más cultivados. Y la cuestión es que en Galicia les gusta llamar a las cosas por sus nombres; y en este caso, olvidando el sentido peyorativo que acabaron teniendo estas palabras, no hay duda de que son las mejor expresan el sentimiento tradicional que se les tiene por tierras gallegas. La dificultad para hacer de estas zonas territorios donde la comunidad LGTBI pueda gozar de normalidad y tolerancia no tiene una única una razón de ser, ni siquiera es seguro achacárselo a varias a la vez: puede que la edad avanzada de la población, la proliferación de pequeños núcleos urbanos en vez de grandes urbes, quizá la dificultad para que tecnologías como internet lleguen a muchas de estas zonas lo cual dificulta acceder a otras opiniones y formas de pensar… Pueden ser muchas razones, aunque, a la postre, poco importa si esta falta de empatía acaba por hacer que sus convecinos acaben teniendo que emigrar a otras zonas de España por el simple motivo de tener otra preferencia sexual distinta a la que se consideran «tradicionales».

Como casi en cualquier lugar del mundo (no me gusta generalizar, pero no tengo constancia que en otros lugares sera diferente, aunque no pueda poner la mano en el fuego), el ser homosexual es más difícil para la mujer que para el hombre frente a la sociedad, aunque por motivos bien distintos. Ciertamente, los gays han sido vilipendiados, maltratados, estudiados e incluso ajusticiados por su condición sexual; a las lesbianas, por contra, casi no se las tenía en cuenta, porque ¿qué mujer como dios manda iba a pensar en tener sexo con otra mujer, cuando podía ser esposa y madre? Durante mucho tiempo, a las tortilleras se las tenía como personas desequilibradas, con tendencia a la depresión o, mucho peor, a la depravación. Y puede que las leyes de los hombres no las tuviera muy en cuenta, pero te aseguro que las de la sociedad, y mucho más las de sus mismas congéneres, eran implacables.

Hoy por hoy, no resulta tan extraño ver a dos mujeres besándose ni dándose muestras de amor en público. Y para los que solemos navegar por internet, si además llevamos bastantes tiempo, no nos resultan extrañas las imágenes de lesbianas follando, debido a las promociones de webs porno que nos bombardeaban a cada momento mientras pasábamos de página en página. La verdad es que, contrariamente a lo que pasaba en la sociedad, la pornografía nos ha dado una imagen diferente de las mujeres homosexuales, puesto que las ha hecho parecer más atractivas, casi como si el porno lesbico fuera una obra de arte; por supuesto, nada es así en el porno gay, que aún sufre bastante rechazo y no acaba de normalizarse como una opción que, por otra parte, tiene bastantes asiduos, no te quepa duda.

¿Cuánto tiempo pasará hasta que la sociedad gallega abra su mente, y los homosexuales, hombres y mujeres, no necesiten emigrar para sentirse aceptados? No se sabe con seguridad, y es una pequeña espinita que se clava en cualquiera que ame la tierra gallega como yo; y es que sus gentes son encantadoras, amables, acogedoras… claro, siempre que no sospechen que eres de la otra acera.

El fenómeno sociológico de la migración gallega

La emigración fue un fenómeno característico del siglo XIX que tuvo un gran impacto en la población gallega. Las corrientes migratorias hacia las zonas urbanas industrializadas no significaron que los jornaleros gallegos habitaran las ciudades gallegas; más bien, la consecuencia fue la salida en masa a América. La emigración también tuvo consecuencias negativas para el idioma gallego, pero cabe señalar que las comunidades emigrantes jugaron un papel central en el incipiente proceso de recuperación del gallego para uso público y cultural.

La modernización significó la enorme movilización de un gran número de personas en todas partes, lo que en general condujo a una concentración en las ciudades-fábrica de mucha gente rural, previamente dispersa por las áreas rurales. Como todo el mundo sabe, la civilización moderna típica es urbana e industrial. Pero si la industrialización fue lenta y débil en España (con la excepción de algunas zonas concretas, como el País Vasco y Cataluña), lo fue aún más en Galicia, lo que hizo que las corrientes migratorias que se originaran en el medio rural no desembocaran en ciudades gallegas, ni siquiera españolas, incapaces de proporcionar un medio de vida; más bien, llegaron a las Américas, en su mayoría países de habla hispana: Cuba y la desembocadura del Río de la Plata en particular.

A lo largo de los últimos 30 años del siglo XIX, y bien entradas las primeras décadas del siglo XX, cientos de miles de gallegos emigraron a diferentes zonas de América. Allí encontraron un nuevo mundo con el que lidiar e interactuar, un mundo más avanzado y desarrollado social y culturalmente. Desde la perspectiva de una nueva conciencia y potenciada por procesos de organización colectiva, fundamentalmente identitarios, muchos de ellos se propusieron contribuir al avance del desarrollo cultural y social de Galicia a través de procesos políticos, sociales y educativos autoorganizados. De esta forma, durante la década de 1920, un número creciente de escuelas primarias – aproximadamente 300 – en toda Galicia sintieron la influencia de los emigrantes gallegos.

Entre 1860 y 1936 la mayor parte del éxodo gallego acabó en Cuba, Argentina y Brasil. Esta emigración fue mayoritariamente de hombres que dejaron atrás a sus esposas e hijos, «las viudas de los vivos y las viudas de los muertos» en palabras de Rosalía de Castro. Se calcula que más de medio millón de personas abandonaron Galicia durante este período. Después de la Guerra Civil no se permitió la emigración durante varios años -salvo exiliados políticos- pero en los años cincuenta se reinicia la emigración a Argentina y a Venezuela. Al mismo tiempo, los emigrantes empezaron a salir de Galicia hacia Europa Central -Reino Unido, Francia, Alemania y Suiza- y los principales polos industriales de España -Cataluña, País Vasco y Madrid-. Este proceso se ralentizó a principios de los años setenta.

Los gallegos que se fueron y ahora vendrán

Por tradición y, por qué no decirlo, también por necesidad, las gentes de Galicia han sido migrantes. Durante años, décadas y siglos, los gallegos se trasladaron a diferentes zonas de España, de Europa y de América principalmente, para buscar medios de ganarse la vida; así, estas gentes acostumbradas al trabajo duro, predominantemente pescadores y marinos, abandonaron sus hogares en busca de un futuro mejor para ellos y sus familias. Sobre todo América del Sur fue la gran beneficiaria de la emigración gallega, y es por eso que en la actualidad hay una gran población de Latinoamérica que tiene sus raíces en el norte de España.

Esa misma emigración, con el mismo espíritu, ha sido también la que se ha producido en los primeros años de este nuevo siglo XXI, gracias a la crisis económica de 2008 y a sus efectos. Las nuevas generaciones, las más preparadas de la historia de España, han visto cómo han tenido que dejar el país para labrarse un futuro en el mercado laboral de otros países; en Europa y, de nuevo, en el sur del continente americano. Sin embargo, entrando en esta segunda década del siglo, podríamos empezar a decir, gracias a los jóvenes gallegos que vuelven, que quizá por fin Galicia se vaya a convertir en tierra de inmigrantes; aunque sea porque sus mismos hijos perdidos vayan a volver a casa.

Claro que muchos de estos emigrantes que ahora retornan a casa gracias al esfuerzo del gobierno gallego por ofrecer garantías de futuro, no vienen solos. Aquellos cuyos antepasados emigraron y se establecieron en los países latinos, crearon familias, y son esos descendientes los que retornan, con ellos o en solitario, a tierra gallegas, esperando encontrar sus raíces pero también un lugar donde fundar o mantener sus hogares. Es por eso que no se despreciar la presencia latina en Galicia, que está empezando a ser muy importante, y que todas las instituciones han de tener en cuenta. Sobre todo aquellas que tiene que ver con la asistencia social, el empleo y la educación.

Porque mientras los padres latino-gallegos buscan trabajo y se establecen con todas sus obligaciones como ciudadanos, los hijos acuden a los centros de educación. Así que en la actualidad nos encontramos con una gran población de gente joven latina, que intenta mantenerse entre las dos culturas que les han tocado, la que han dejado atrás y la que han encontrado, y que en realidad podría ser la antigua para sus padres. Como sea, puede que a toda esta franja de veinteañeros y veinteañeras, estudiantes y universitarios, les cuesta un poco adaptarse a lo que viene siendo el estilo de vida de la Galicia actual. Sobre todo, teniendo en cuenta los mitos que los acompaña desde sus países natales.

Porque, ¿quién no ha oído hablar de lo apasionadas y calientes que son las chicas latinas? Bien, casi podrían ponerse al nivel de las jovencitas españolas; pero su origen latinoamericano todavía da más morbo al asunto. Los videos porno de latinas follando dan la vuelta al mundo, las actrices porno de origen latino son las más deseadas y las más vistas, y el porno latino es… en fin, en la actualidad, uno de los preferidos. Y precisamente porque es una de las categorías más visionadas en las webs para adultos, también es la que más pie da a equívocos y a falsas expectativas, por no decir a situaciones extrañas. Así que es interesante que las instituciones pertinentes se fijen en esta realidad social, que hace que en la actual sociedad gallega exista una dualidad que, si no se vigila, podría dar lugar a auténticos desórdenes en la población.

Sin embargo, no se puede más que alegrarse de que Galicia, al fin, sea un lugar donde la gente no sólo viene, sino que también regresa. Un poco como un resarcimiento de aquellos tiempos en los que no hubo más remedio que despedir en la costa a muchos de nuestros compatriotas.